«La globalización homogeneiza la alimentación, y eso nos lleva a la obesidad»

A. P. G.

-¿La globalización está llenando el mundo de obesos?

--La globalización hace que vayamos hacia una homogeneización de hábitos alimentarios. Estamos rompiendo esa comunicación que ha existido generación tras generación entre nuestros genes y el medio ambiente que nos rodea. Eso es lo que está causando la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y demás. Esa ruptura con el medio ambiente tradicional al cual nos hemos adaptado generación tras generación. Hablamos de la nutrición y del ejercicio, pero hay algo muy importante, en lo que yo también soy pecador, que es el tiempo y calidad del sueño. Uno tiende a pensar que cuanto menos duerma, menos riesgo de engordar. Al contrario. El número horas de nuevo está inversamente relacionado con la obesidad. Dormir mal rompe los ciclos naturales humanos.

-Lo de la nutrigenómica suena a trabalenguas?

-Es complicadísimo. Hay dos aspectos de la nutrigenómica. El primero consiste en entender qué efecto tiene en nuestras células lo que comemos. La gente no se da cuenta de que cuando se dan recomendaciones sobre la dieta muchas de ellas no están basadas en lo que los científicos consideramos evidencia fuerte. Hasta ahora se han dado recomendaciones a ciegas. La mejor recomendación es el sentido común. Si todos actuáramos de acuerdo con el sentido común, no harían falta todas estas tecnologías. La nutrigenómica nos permitirá saber qué ocurre en nuestro organismo cuando comemos algo a nivel de nuestros genes y, a partir de ahí, conocer si un alimento nos resulta saludable o perjudicial.

-¿Y el segundo aspecto?

-Hay otra connotación que se llama la nutrigenética. Es la individualización de la alimentación basada en nuestros genes, qué combinación de alimentos hay que dar a cada individuo para que evite las enfermedades. La nutrigenómica es más global, consiste en entender lo que los alimentos están haciendo en nuestro organismo. Imagínese un coche. Los alimentos actúan como el acelerador o el freno de lo que tiene que hacer la célula. Cada uno de nuestros genes, en las células, también tiene esos pedales, y sabe en cada momento si hay que acelerar o frenar. A veces el freno ha perdido el fluido y no funciona bien. El equivalente serían las mutaciones genéticas. Si sabemos que una persona tiene esa mutación y sabemos además, gracias a la nutrigenómica, cómo compensarlo, vamos a acallar totalmente esa predisposición genética, y podría vivir toda su vida sin ser obeso.

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AHANAOA A. C.
Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado
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